Protección:
Uno de los principales objetivos de los empaques para alimentos es brindar una barrera protectora contra factores externos como la luz, la humedad, el oxígeno y los microorganismos. Estos elementos pueden comprometer la calidad y la seguridad de los alimentos si no se controlan adecuadamente. Los empaques adecuados pueden prevenir la pérdida de nutrientes, el deterioro, la contaminación y la alteración del sabor de los productos. Por ejemplo, los envases herméticos al vacío son especialmente efectivos para mantener la frescura y prolongar la vida útil de los alimentos perecederos.
Frescura:
Los consumidores buscan alimentos frescos y saludables, y los empaques juegan un papel clave en la conservación de la frescura de los productos. Los envases que incorporan tecnologías como la absorción de oxígeno o la liberación controlada de gases pueden ayudar a mantener la calidad y prolongar la vida útil de frutas, verduras, carnes y productos lácteos. Además, los empaques transparentes y atractivos permiten a los consumidores evaluar visualmente la calidad del producto antes de la compra.
Sostenibilidad:
En un mundo cada vez más consciente del medio ambiente, la sostenibilidad se ha convertido en un factor determinante en la elección de los empaques para alimentos. Los consumidores buscan opciones que minimicen el impacto ambiental y promuevan la reducción de residuos. Los empaques innovadores, como aquellos fabricados con materiales biodegradables, compostables o reciclables, están ganando popularidad. Además, la optimización del tamaño y peso de los empaques contribuye a reducir los costos de transporte y disminuir la huella de carbono